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COLABORACIONES

Rechazo a la Ley de seguridad interior

Diciembre 07, 2017

Con el albazo que cometieran el pasado primero de diciembre los diputados federales en su mayoría del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en contra de la nación, al aprobar en lo general la Ley de seguridad interior, México se enfrentará a un retroceso de más medio siglo, no solo porque se abre la puerta a la militarización país, sino que se da carta abierta al ejecutivo federal para utilizar a las fuerzas armadas a su libre albedrio, para reprimir cualquier forma de manifestación que considere como una amenaza para la seguridad pública o para el Estado, lo que representa una riego latente para la libertad de expresión y los derechos humanos de todos los mexicanos.

Si bien, la Ley de seguridad interior, tiene como principal justificación la guerra emprendida hace 11 años por Felipe Caldero y continuada por Enrique Peña Nieto contra el narcotráfico y los grupos de delictivos que operan en el país, la cual termino siendo una estrategia fallida de legitimación y una terrible bandera político-electoral, que no solo ha dejado miles de muertos, desaparecidos y desplazados, sino que resultó ser contra producente par el país, al grado de haber extendido en menos de una década la violencia y la inseguridad por todo el territorio nacional.

Sin embargo, pese a la gravedad del problema que representa la inseguridad y violencia en el país, la solución no es ni será la Ley de seguridad interior, ni dotar de facultades y libertades a las fuerzas castrenses, ni mucho menos otórgale amplios poderes al Presidente para reprimir discrecionalmente a la población; antes que esto, se debe atacar el problema de raíz, y el problema no se combate con armas ni con la fuerza bruta, se combate con escuelas, servicios de salud eficientes, trabajos bien remunerados, oportunidades de desarrollo, con la reactivación de las zonas agrícolas, pero sobre todo con el combate frontal a la corrupción, la impunidad, la opacidad de gobiernos, al dispendio de recursos públicos, al tráfico de influencias, a los malos gobernantes.

Pero, por ningún motivo, se puede permitir la militarización del país, la Ley de seguridad interior, debe ser rechaza y las fuerzas armadas regresar a sus cuarteles paulatinamente, nuestros legisladores deben entender que aprobar esta Ley, sería un suicidio, ya que no solo se estarían legitimando el actuar de las fuerzas castrenses, sino que se le estarían otorgando una cuota de poder inimaginables, de la que tarde o temprano terminarían por arrepentirse.

México no necesita más violencia; si a los diputados les interesa legislar para combatir la inseguridad, en primer lugar deben fortalecer las fuerzas de seguridad pública civiles y obligar legalmente a los mandatarios que asuman su responsabilidad; pero no con leyes retrogradas que pongan en riesgo los derechos humanos.




A pesar de que aún falta, que la Ley de seguridad interior, sea ratificada o desechada por el Senado, el porcentaje de riesgo que hay de que sea aprobada es alto, ya que de mantenerse el PRI en su postura como máximo promotor de esta Ley, los votos que le harían falta para lograr la ratificación, los podría obtener de sus fieles aliados y de la ala disidente del Acción Nacional encabezada por Javier Lozano y Ernesto Cordero, que ya en otras ocasiones le han dado la espalda al PAN y al país, solo esperemos que esta vez no lo hagan.

Miguel Ángel Sánchez Romero

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